Alfa e Omega. Il piacere dell'essere uomo
- Sara Michelle Delpiano
- 25 ago 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 18 jun 2022
Autrice Sara Michelle Delpiano Voce Narrante in Italiano Roberta Fonsato, Attrice Art-based Facilitator
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Se recomienda leer antes “Ser Alfa. Descubriendo a Omega (Parte 1)” con su introducción (explicación de como nacieron los tres cuentos epistolares) y “Alfa se acerca a la Vulnerabilidad (Parte 2)” para entender el contexto y ver la evolución del personaje.
Alfa se ha tomado un descanso de la gente, se ha ido al monte a solas. Ha alquilado una casa en la zona del norte, sentía que necesitaba un momento de desconexión después de tantos días de relaciones sociales, comidas familiares, amigos… mucha gente y poco tiempo para reflexionar y seguir pensando en su proceso. Realmente, había estado muy pocas veces a solas de verdad.
Esa soledad entre nostálgica y placentera, le empezaba a gustar. Siempre había tenido una pareja o una “amistad con derecho” que le llenaba aquel vacío al que no le apetecía enfrentarse y tampoco pensar.
Finalmente, después de un día de viaje, se sienta, coge el boli y retoma su carta.
Querido yo (Alfa),
Mientras conducía pensaba en la importancia de las experiencias, las vivencias y cómo las interpretamos.
Sí, porque las experiencias han forjado mi identidad y los aprendizajes han quedado dentro de mí por muchos años. En ocasiones aparecen y me ayudan, en otras ocasiones han permanecido latentes y han resurgido cuando finalmente he tenido suficiente inteligencia (o madurez) para aprovecharlas.
Y ese momento vital ha llegado cuando me he hecho padre.
Mi forma de ver la satisfacción ahora está a otro nivel, la felicidad de mis hijos me llena, me da el amor que no necesito buscar constantemente. Ese amor es algo que me mueve hacia adelante, y ahora en lugar de sentir estas ganas de competir como las sentía antes, busco más el “éxito” personal y la calidez en las relaciones.
Ser hombre conlleva muchas responsabilidades, por eso considero que el hombre tiene la responsabilidad de cuidar a su familia, no solo físicamente y económicamente, sino también emocionalmente. El hombre debería jugar un papel dentro del núcleo familiar de seguridad y estabilidad. A la misma vez el hombre tiene mucha presión porque es quien la sociedad espera que proporcione eso y creo que no debería ser así.
A veces me pregunto si me limita ser un hombre, y no tengo una respuesta. Pero me gustaría lanzar esta misma pregunta a todos aquellos que están leyendo esta carta.
Creo que ser hombre es tener la fuerza de tomar decisiones y sobre todo ser coherente entre lo que sientes y lo que haces.
Por esta razón, el hombre ante todo debería de “ser”, y luego el “hacer”; reconocerse en este ciclo de conocimiento, para luego poner todo este conocimiento en acción.
Lo que define al hombre en su esencia y naturaleza, es la simplicidad. Ser hombre es ser sencillo y, en muchas ocasiones, práctico. Me veo como hombre cuando no proyecto cosas que no me van a pasar, o cuando afronto las dificultades de la vida con un “veremos qué pasa” sin entrar en dramatismos ni proyecciones de futuros apocalípticos, más típico quizás del universo femenino.
El otro día me paré a pensar sobre ese tema “femenino”, por así decirlo. Y una cosa que a veces hago, pero no la suelo decir, es compararme con las mujeres. Ese suele ser un punto de inflexión, cuando reparas en que también existen ellas, no solo nosotros.
Me explico, lo de tener en cuenta también lo femenino requiere un gran esfuerzo de empatía y de entender que el punto de vista no solo no es unívoco, sino también distinto ya de por sí entre personas de diferentes estilos y de diferentes géneros.
Y si además de fijarme en ellas, en cómo actúan, piensan y reflexionan sobre sus comportamientos, me doy cuenta de que hasta conseguimos los objetivos de otra manera, sin tanta testosterona ni desgaste. Las mujeres batallan como nosotros, eso sí, pero quizás ellas negocian más y tienen más mano izquierda.
Y ahí en esta comparación, creo que puedo tener un conflicto de identidad,
¿Quizás no soy demasiado hombre si no me comporto como los demás hombres?
¿Son los demás los que se equivocan o precisamente, incorporar comportamientos más cercanos a las mujeres es una señal de madurez y de equilibrio?
En el pasado, es como si esquivara el tema de las mujeres. Antes me incomodaba por varias razones, entre ellas porque muchas veces me costaba entenderlas (a las mujeres) y solo creía que existía mi mundo, mi punto de vista (el masculino).
Ahora creo más en una especie de “hombre holístico”, esa persona que representa la unión de lo femenino y lo masculino.
Ser hombre hoy es desaprender, aprender y reaprender. Es continua evolución y todo eso es para lograr una sociedad armoniosa, junto a las mujeres. Soltar ideas y prejuicios preconcebidos, rehacerse desde un punto más completo.
Ser hombre es intentar vivir siendo lo más completo posible. No me refiero a tener solo buenas habilidades, sino a ser completo en cuanto a ser humano. Poder integrar la vida desde el cerebro y desde el corazón, lo intelectual con lo emocional, el hacer con el ser.
En resumen, para mí ser hombre, es poder seguir siéndolo, aun pudiendo integrar lo femenino dentro de ello.
Por lo tanto, tiene que haber otra cosa que nos define, no como género, sino colectivo que se enfrenta a la vida de una manera. Y creo que lo que me une a todos esos tipos de hombres y lo que nos puede definir mejor es nuestra forma de vivir, si quieres, nuestra cosmovisión.
En fin, ser hombre es no dudar de que lo eres, reconocerte en ello, e integrar ese lado más omega que a veces solemos rechazar.
Porque ser hombre es como ser un dolmen firmemente plantado en la cima de una colina; este dolmen tiene un reto, lo de seguir adelante. A pesar de que las estaciones cambian, que la vida a veces es muy dura, él sigue ahí. Y en este espacio que ocupa, se toma el placer de disfrutar del sol que calienta, del viento, del invierno frío, de la lluvia. A pesar de todo, él sigue ahí, con esta actitud de apertura hacia la vida, listo en todo momento para coger entre sus poderosos brazos lo que la vida le ofrece, orgulloso de su vulnerabilidad, de sus debilidades y de sus fortalezas.
Para tí, querido Alfa&Omega

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